Tragué saliva no solo por las palabras de Leo, sino por la mirada en sus ojos. Era como el gran lobo malo listo para devorar a su presa. La emoción me recorría. ¿Todos vamos a ser castigados? ¿Qué significa eso?
"De acuerdo, ¿pero puedo al menos poner a Milo en mi boca primero?" Me quejé.
Leo levantó una ceja y Milo se rió. "Sí, Leo, por favor. Mira lo lista que está." Dijo Milo.
Leo se rió y cruzó los brazos. "Cállate", le dijo a Milo antes de mirarme. "Desabrocha sus jeans", me ordenó Leo.
No tuvo que decírmelo dos veces. Desabroché torpemente los jeans de Milo y los bajé. Su m*****o palpitante cobró vida y cuando digo palpitante, quiero decir palpitante.
"Pobre Milo", susurré. "Parece que necesitas liberarte". Dije y lo miré.
"Oh, cariño, no tienes idea", me dijo.
Abrí la boca l……
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