Atlas levantó la cabeza para mirarme.
"Millie, no tienes que-"
"Atlas", interrumpí. "¿Puedes poner tu teléfono en algún lugar para grabarnos, por favor?" pregunté.
Atlas no perdió tiempo en levantarse y hacer lo que le pedí. Me froté contra Milo, quien sonrió contra mi cuello.
"Desnúdame", susurré a Milo.
"Lo que desees", susurró él de vuelta.
Cuando Atlas se dio la vuelta, estoy sentada en el regazo de Milo, completamente desnuda. Puse un gran puchero en mis labios y abrí los ojos. Atlas se quedó petrificado en su lugar mientras nos observaba.
-Osito de peluche... -balbuceé.
Las manos de Milo recorren mi cuerpo, sus labios están en mi cuello.
-Tú... ¿Me seguirás amando si Milo me arruina? -pregunté inocentemente.
Atlas asintió.
La dura polla de Milo ……
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