Mi Prohibido Sr.White
Ella quería un arquitecto que le ayudara a su prometido a remodelar su casa antes de su boda, él necesitaba con urgencia una organizadora que le ayudara a su novia a preparar todo para el gran día, sin saber que el destino tiene una jugada preparada para ellos, que los hará elegir si seguir con sus planes, o caer ante las tentaciones.
Ally y John vivieron las sensaciones del primer amor a flor de piel durante su juventud, tenían planes, una lista y un incontrolable deseo. No obstante, las mejores cosas duran poco y ellos lo aprenderán a la mala, después de aquel triste suceso que les demostró que su amor no era tan fuerte después de todo. Años después, ambos tienen una vida hecha, nuevos planes, nuevas listas y a otras personas. Pero, sin planearlo se encontrarán, y junto con ellos el deseo de sentir aquellos placeres que solo ellos se podían regalar. Una lista, dos semanas, dos bodas tras la puerta y una serie de juegos que los llevará a vivir las más bajas pasiones.
¿Qué de malo podría pasar?
¿Y tú, quieres jugar a sentir?
—¿Cuál podría ser ese gran impedimento? —Cuestionó, volviendo más lentos sus movimientos.
Suspiré el delicioso olor de su perfume y cerré mis ojos, dejándome llevar.
—Quiero robarme al novio —le confesé al oído, mientras su mano bajaba un poco más alla de mi cintura, y exploraba, sin detenciones o remordimientos, lugares más prohibidos.
De inmediato tensó su cuerpo y me apretó más a su cuerpo.
—Podrías arrepentirte —Musitó bajo. —Yo haré que te arrepientas.
Entonces mi masoquismo habló.
—Entonces asegúrate de que valga la pena…
Bueno… Quiza no había sido así del todo.
Quizá deberíamos rebobinar…
Todo comenzó cuando teníamos 18 años, durante una alocada fiesta, mientras jugábamos verdad o reto con una botella plástica, por que ya habían quebrado las de vidrio, y nos metiamos en problemas… un beso dijeron, pero nosotros pasamos a más y luego…
Unfold
ALLY
—¡Muy bien!
—¿Viste la cara de esos niños? Estaban felices.
John asintió.
—Cuando dijiste que nos vestiríamos de payasos, no pensé que sería para una fundación contra el cáncer infantil. ¿Se puede amar más a una esposa?
Solté una carcajada y me senté sobre sus piernas.
—C……
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