Capítulo 17

Hay noches que no terminan, solo cambian de forma. Lía ya no duerme entre sombras: las enfrenta. Gael, que siempre fue todo acero y contención, dejó ver por fin la grieta más peligrosa de todas: la ternura. Y Nico… ya olfatea el miedo, convencido de que la presa ha empezado a correr.Pero lo que ninguno de ellos entiende todavía es que el verdadero cazador no siempre es quien acecha. A veces, es quien aprende a mirar sin bajar la mirada.Donde mueren los juramentos